
Ayer descubrí que perdí definitivamente mi prendedor del llanero solitario. Era un regalo de J., lo compró para mí en una fiesta. Perderlo me llenó de tristeza, sobre todo por que había pensado morir con él. Hasta llegué a ensayar un breve epitafio: "He fracasado en todo. Mi corazón es un cubo vaciado. No, no creo en mí" algo plagiado a Pessoa.


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suele pasar.
ResponderEliminaralgunas cosas se pierden, otras se recuperan... es todo tan subjetivo......
salut