
Sus últimos días podrían haberse titulado “Confusos”. Dejó plantada a alguna gente, recordó compromisos a último momento que tampoco cumplió, dijo que iba a hacer cosas que nunca hizo, se despertó mas tarde que nunca y no le preocupó demasiado. Extrañamente no sintió culpa por levantarse tarde. Pensó en Rosa, su madrina, sola con 90 años arrumbada en una pensión de cuarta categoría esperando la muerte. Él le deseó la muerte también pensando en su bienestar. Lloró inexplicablemente un par de veces durante la semana, unas lágrimas apenas, supuso que favorecerían al brillo de sus ojos irritados por el insomnio. Se alegró de oír cantar a Natalia en su casa y de ver el arco iris por la ventana del baño, una ventana quizás un poco demasiado grande para un baño, pero su departamento tan art-decó en el barrio de San Telmo también lo alegró. Esas alegrías miserables le hicieron mas inexplicable el llanto. Pensó en Greta, la refugiada, que se suicidó a los 90 años tirándose debajo de las ruedas de un tren en Vicente López. Pensó en su madre y en su padre envejecidos hasta lo indecible, pensó en su tío asesinado y en todos los muertos recientes y pensó en Andrea, su mejor amiga, que se deprime por la edad meses antes de cumplir años. Pensó en su hombre, que también ha crecido, madurado y envejecido un poco a su lado y aunque él es el mayor de los dos, también pensó en si mismo y recordó que nunca le dan la edad que tiene. No sabe si eso esta bien o mal. Estaba confundido pero no estaba para nada triste. Se paró frente al espejo con su pantalón nuevo, como esta entrado en carnes la mirada se desvió inmediatamente al candelabro debajo del espejo, el candelabro es alto y delgado. Le cuesta verse. El domingo cumplió 37 años.
Update: Pero el sàbado bailó, rió, bebió y disfrutó a mas no poder con sus maravillosos amigos en su departamento de San Telmo.
Imagen: A.R. y J. R.
me emocionó a punto piel de gallina y ojos humedos, te quiero tonto, feliz cumple
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