Premonición

Anoche soñé con W., hace años que no lo veo y que no sé nada de él.
En el sueño todos mis seres queridos me abandonaban en un negocio de “Todo por 2 $”. Yo tenía que encontrar unos abanicos chinos con unos mensajes cifrados (¡!). De pronto aparece W.: Me mira fijo, lo miro fijo. Él baja la cabeza, yo también, los dos musitamos al unísono un tímido “hola”. Yo salgo corriendo del “Todo por 2 $” pesadamente, como se corre en los sueños, con la sensación de querer dejar atrás todo lo no dicho.
Eso soñé.
Por la mañana me levanto con el recuerdo de ese sueño y prendo la computadora para chequear los e-mail. Me escribe una periodista: “Te pido mil disculpas pero esta semana no puedo publicar tu nota por que el viernes W. estrena un espectáculo extraordinario basado en un texto publicado en nuestra sección y obviamente tengo que darle prioridad a él”. Me pregunto para que corrí tanto en el sueño.

Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron, pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aún el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga.
Clarice Lispector