Lo que vió Martha

Martha, la kioskera, lo vió todo. Nosotros vimos apenas el charco de sangre morada, seca en los bordes, coagulada. La sangre de los matados en el súper chino de la esquina de casa. Fue más que suficiente. La madrugada estaba helada. Íbamos a decir: helada como la muerte.
La noche anterior un policía y un gendarme se mataron, el uno al otro, en el súper y Martha lo vió todo. Tiene la imagen en la cara, en el rictus de pavor. No puede dejar de mirar la entrada del mercado. Soñamos con sangre esa misma noche y la siguiente. Martha tiene el kiosko justo en diagonal a la entrada del súper.
Forcejearon y se empezaron a disparar. Los vi morir. Vi la bala atravesarle el pecho a uno. Justo al medio a la altura del corazón. Veo las balas, 8 o 9 balas. Los vi resbalar en la sangre del otro. Estoy muerta de pena.
La de cosas que ve Martha por la ventanita de su kiosko.