Mujer que grita

Caminaba por Piedras hacia casa. Era la una de la madrugada. Se oían los gritos de una mujer: “¡Policía! ¡Policía! ¡Auxilio! ¡Policía!” gritaba. No era un tono desgarrador sino mas bien el de alguien que tiene la situación bajo control, una voz firme y continua. Un hombre discutía con ella, mas apagado. Un chico lloraba. Los vecinos cerraban sus ventanas, otros en la calle apuraron el paso. Yo me quede contemplando la ventana del segundo piso sin saber bien que hacer.
Una mujer pide auxilio: “Telefoneo al 911”, pensé. Caminé hacia la esquina. Vi venir la patrulla de la Policía con las luces encendidas. Corrí y empecé a hacerle señas. Saltaba y agitaba los brazos, gritaba, por poco chillaba: “¡¡Hey!! Acá. Acá. ¡¡Ayuda!!" (si, grité “hey”). Entonces la patrulla apagó las luces y dio vuelta la esquina. Quedé demudado. En un sólo segundo todo fue silencio. La mujer dejó de gritar. El chico no lloró mas. El hombre no habló mas. Los vecinos no hicieron ningún ruido. ¿Ó fue todo idea mía? Pensé: “Si esta muerta, ya no hay mucho que hacer y la policía lo debe haber advertido...Si está viva, todavía puede pedir ayuda y tal vez la policía se apiade de ella, en algún momento..."
Seguí camino a casa, confundido. Tratando de aguzar el oído para escuchar si la mujer seguía gritando. Pero ya no oí mas. Al llegar a casa traté de llamar a la comisaría pero recordé que nos habían cortado el teléfono. No fue sino un par de horas mas tarde que oí pasar a toda velocidad varias ambulancias por la calle Piedras.