Cómo no decir Nada

Se me nubló la vista del cansancio. No sé si se dice canilla, pero es algo que deja correr el agua con sólo girar la perilla. De lejos el 24 y el 71 en el backlight se me confunden. Vistos de lejos todos los números son iguales. Visto de lejos todo da igual. En una época todos los números para mí eran el 9. Una vez en lugar de “presente” le puse “nueve” a todos mis alumnos. El 9 es cómo una P al revés, justifiqué.

O sea que no sólo los números se me aparecían como nueves, también las letras. Y si todo, pero todo absolutamente todo, dejara de importarme. Los números y las letras y las personas y las cosas inanimadas.



Los asmáticos en el cine nunca son convincentes. Y si hubieras sido vos el que no me dejó respirar estarías en todo tu derecho. No sé cómo estoy armando las oraciones. Si amorcito me dejara? Quisiera que me veas morir y que una vez muerto me contemples pasmado sin saber que hacer. Entonces me pondría de pie y correría a tus brazos y te diría: broma, broma, broma.

Él quiso engañarme cuando me dijo que en un laboratorio de la NASA habían inventado la Nada. O por lo menos algo lo mas parecido a la nada. Cuestión que la Nada tenía peso específico y era más liviano que el de una pluma y que su aspecto era el de una gelatina traslúcida, pero que tenían que seguir trabajando para que realmente parezca Nada. Ahora tengo que volver a casa. A mi hogar. Hago un esfuerzo. El 24 y el 71 no van hacia el mismo lado.