Juana se medía el contorno del pie con una piola choricera. La medida de la piola se la enviaba por correo a la hermana para que le compre zapatos en Buenos Aires. Pero Juana tenía trece años y entre que conseguía la plata para la carta simple y que el correo llegaba a Buenos Aires desde Salta pasaban unos cuantos días, a veces semanas. Estamos hablando de 1940.Total que cuando la caja de zapatos llegaba a ese pueblo perdido en la montaña el pie de Juana había crecido un par de centímetros. Pero nadie le quitaba a Juana el placer de lucir zapatos enviados especialmente para ella desde la gran ciudad, así que se los calzaba igual.
Cada invierno, y ahora hablamos de 2008, sufre un dolor tremendo de juanetes, pero sigue siendo feliz y nadie sabe responderse cómo lo logra.


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Es que Juani es un ser de luz, no necesita tener zapatos a medida ni dejar de tenr juanetes.
ResponderEliminarLa queremos a Juana, mucho muyyy
Saludos
Garras